Se hace tiempo para sus hijos, no sólo en relación a calidad sino también en relación a cantidad. Comparte un período todos los días con sus hijos, asegurando que es un tiempo de comunicación, efectiva y afectiva.
Crea un hogar donde hay fuertes lazos de amor entre todos los miembros de la familia. Los padres y madres demuestran su afecto verbalmente, físicamente y en acciones.
Muestra su preocupación por sus hijos al establecer límites claros y un equilibrio sano entre libertad y control.
Se esfuerza por proveer un hogar en el cual se estimula el aprendizaje y la cultura: suficientes buenos libros, fuentes de información, música, visitas a galerías de arte, teatros, museos, conciertos. Estimula el desarrollo del gusto por la lectura, la escritura, los idiomas y las artes.
Está siempre dispuesta/o a ayudar a sus hijos a encontrar respuestas a sus preguntas estimulándolos a formular más preguntas en un espíritu comunicativo y de apertura hacia todos los temas relevantes para niños y adolescentes desde sus primeros años.
Crea un hogar en el cual los temas espirituales y religiosos juegan un papel importante.